El no ver televisión nacional y mucho menos sus noticias tiene sus ventajas. La prensa escrita y la radio tienen otro tono y menos cinismo ante el afán mercantilista. Frente al alud de comentarios alarmantes, desgañitados, viscerales y débiles de análisis, hay que tratar de buscar con sentido explorador, los signos ocultos entre tanta maraña de simplezas. La casi absoluta mayoria de medios dan como un hecho la autoría de las detonaciones de granadas en Morelia a las grandes organizaciones del Narcotráfico, realmente pocos han advertido la posibilidad de que sean grupúsculos de la ultraderecha (Muro, Yunque, Sinarquistas, etc.) o simplemente provocado por la estupidez extrema de transfugas del Narcotráfico pero actuando por sí solos o como células escindidas y en reacomodo.
Todos los medios suplicando "unidad" y haciéndole el caldo grande a FECAL con las lágrimas derramadas. Pena y consternación sí. El problema es que todo se vende mientras tenga actualidad y rating y se pervierte en su sentido original. Se olvida el principio, y con mayor razón las causas, se pierde el evento en sí y se queda el nubarrón de gritos, ideas y buenos propósitos sobre un futuro incierto. En suma, el abordaje de un tema de esta forma, no deja un buen análisis que arroje luz para entenderlo y sí una paranoia extremadamente propagable en una sociedad mediáticamente acostumbrada a digerir imágenes prefabricadas. El terror ha sido lanzado y se difunde vertiginosamente.
Explotaron unas granadas premeditada y salvajemente en la celebración del Grito en Morelia, en medio de una multitud indefensa y habiendo consecuencias fatales. Exhibiendo a un Estado sin inteligencia ni prevención pero también, y eso es mucho peor, que omite atender amenazas o riesgos potencialmente graves para su población. Y es a ésta misma población agraviada a la que se le pide unidad y participación, denunciar actos delictivos y solapar funcionarios que no funcionan, pero que no renuncian.
¿Habrá sido este el 11 de septiembre de Calderón?, ¿o necesitará de otro más para sentirse cómodo en la silla que usurpa? No creo que sea suficiente, necesitará de más. Pues Busch, con la grandilocuencia gringa consabida, tuvo a su favor el avionazo en las torres gemelas, y sólo así se afirmó como Presidente y obtuvo autoridad después de haberse robado la presidencia con un fraude, igual que Felipillo. ¿Será la misma enfermedad curada con la misma receta? Esperemos que la diferencia esté no sólo en la dosis y que finalmente el enfermo renuncie a dicho remedio y busque en otra farmacia sus drogas.
De luto por las muertes de Morelia. Mis más sinceras condelencias.
