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24 ene 2013

De Zedillo a Peña Nieto y el PRI de siempre


En el segundo año del sexenio de Ernesto Zedillo, escribí el siguiente análisis, el cual puede ser difícil de distinguir con el presente; ahora que, como en ese tiempo, gobierna el PRI, el PRI de siempre y ese 1997 resulta tan lejos y tan cerca, con todo y el nefasto paréntesis panista:

“México vive una crisis de indecisión política, a merced de la corrupción, una lucha por el poder en el poder mismo y con todos los mecanismos de control, que antaño habían funcionado, ahora en decadencia. El sistema político mexicano como se encuentra actualmente, resulta inviable para una nación con esperanzas democráticas. Para un país que abrigaba ya la instalación de un nuevo orden democrático mediante la reforma electoral, concertada por las cuatro fuerzas políticas más importantes a nivel nacional, que después de varios meses de negociación abortó por un acto de mayoriteo absolutista del partido gobernante; cuando se vieron afectados sus intereses indispensables para su propia existencia (tales como: limitación del financiamiento a los partidos, posibilidad de coaliciones y candidaturas comunes entre diferentes partidos y el tiempo equitativo en los medios de comunicación, principalmente electrónicos), y bruscamente transformó el panorama para próximas elecciones. Recientemente, en las elecciones locales de los estados de México, Coahuila e Hidalgo, se corroboró la falta de vocación democrática del PRI-Gobierno, al escatimar los triunfos de la oposición y acusarlos de las mismas prácticas fraudulentas que é1 practica (acarreo, compra de votos, modificación del padrón, cambio de casillas, robo de urnas, etc.). Aún así, en éstas últimas elecciones se pudo advertir un ligero avance en el reconocimiento por parte del gobierno (aunque sea en contra de su voluntad) de la pluralidad electoral y de la autodeterminación del voto de cada municipio.

Se ha mencionado al gobierno y su partido como uno solo, ya que el partido político, PRI, es únicamente un instrumento electoral, un apéndice del gobierno, que carece de ideología y de orientación participativa.

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http://www.sdpnoticias.com/columnas/2013/01/24/de-zedillo-a-pena-nieto-y-el-pri-de-siempre
 
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