Pasó sin planearlo mas de 1 mes desde mi última publicación en este blog. Hoy he tenido la necesidad de interrumpir las cavilaciones que me habian retirado de esta grata actividad y llevado a la nostalgia y casi a la depresión como en tiempos pasados.
Puede pensarse como una especie de luto especial (homenaje a la memoria de mi abuela Maria Elena pero evidentemente no un luto tradicional) en donde me retiré de mis ocupaciones habituales e hice un viaje introspectivo. Por eso tuve que irme. No podía hacerlo en la ciudad de México, con tantas propuestas para emplear el tiempo y compromisos que se renuevan hasta asfixiarme algunas veces, sin darme descanso para mis meditaciones. Así que, después del velorio y el novenario, estuve otros días en Tuxpan compartiendo y recordando momentos gratos con mi papá y algunos tíos.
Venía yo de un fructífero viaje a la hermosa ciudad de La Paz en Baja California Sur, donde fui afortunado testigo de la reinauguración del famoso bar La Casa de Villa (que junto con la Pazlapa y el Varitas son los lugares clásicos de ahí) que resurge de sus cenizas cual fénix literal, pues después de su incendio, el primero de Enero, regresa mejorado mas que remodelado vuelto a nacer. Aunque sea ya varios días después no quiero dejar de agradecer las excelentes atenciones que me brindaron los hermanos de la Rosa (Raúl, José y Jorge) y felicitarlos por la exitosa reapertura de su negocio donde se dieron cita los más altos niveles de gobierno (se encontraban el gobernador del estado y los presidentes municipales de La Paz y de los Cabos) y de la sociedad paceña, así como amistades de los socios venidas desde varios lados. A los pocos días de volver al DF me dan la noticia del súbito trastorno y repentina muerte y me trasladó inmediatamente a Tuxpan, no sin antes dedicarle un poema posteado en este blog el 22 de mayo. Como mencioné anteriormente, después vinieron dos semanas con un intervalo de retorno al DF que me sirvieron en mis propósitos reflexivos. Finalmente el viaje previamente programado a Cancún, donde me encuentro actualmente, se unió a la cadena de días sin volver de lleno a mis labores cotidianas pero ya sin dejo de tristeza ni depresiones.