Pues visto ha sido que no cumplí mi promesa de postear una poesía semanal. No expongo pretextos, simplemente no pude con ello, así que sólo responderé con el posteo ocasional de las mismas y mis sufridos lectores tendrán que habituarse. Ni modo, este blog es muy dictatorial y no cederá a presión alguna. En consecuencia y para mitigar frustraciones, quiero empezar el año con dos poemas míos, que encuentro muy ad-hoc para estos tiempos de recriminaciones anuales por el balance de exigencias personales. Saludos, espero los disfruten.
EPISODIOS.
Me miro en este episodio
llamando a las palabras,
a todas, a cada una de ellas,
para teñir como en lienzo
una gama de torturas.
Sí, yo deseaba el éxito,
pero nunca de esta forma.
¡Denme más razones concretas
para apropiarme la culpa!
Hostiga la idea del retorno
al origen del dolor lastimoso.
¿Acaso encuentro arrepentimiento?
Me niego a pensar en los restos,
sin relación desmadejados.
¿En verdad acuso egoísmo?
En este mismo episodio,
tratando de guiar actitudes,
desnudo mi soledad digna
sobre aquellas miradas
que morbosean con mis despojos,
esperando que caiga de hinojos.
Por los lados del umbral
EL ERROR.
He encontrado mi error,
es cuestión de diseño,
de trazos y matices,
de formas y colores,
de ubicación mental,
de perspectiva vacilante
dentro del ambiente real;
es construir palacios de porcelana
en la imagen de la ilusión,
de secuestrarme tu opinión
y pintar con egoísmo crítico,
el férreo retrato utópico
de un mundo idealizado;
donde las pinceladas insinúan
umbrales con bellos grilletes
cubiertos de pasión envenenada.
Por los lados del umbral