Se ha hablado mucho sobre los 10 años que tenía Metallica de no tocar en México y en ésta, su quinta visita al país, regresan en plenitud y potentes con uno de los sonidos más poderosos de los que han desfilado en el Foro Sol de la Ciudad de México, con su actual gira Death Magnetic Tour. Un escenario muy sencillo a simple vista para la envergadura del grupo (podriamos decir que el de un festival Vive Latino es superior), sin embargo una vez que comenzó la proyeccion de la impresionante pantalla HD (Alta Definición) que cubría toda la franja trasera del mismo, elevó la producción a los primeros niveles, por su calidad de imagen.
La tanda del concierto lo comenzaron los teloneros Resorte y Avenged Sevenfold. La banda mexicana de Nu Metal Resorte abrió con su rolas más conocidas (como Puro rock, Rebota y Aquí no es dónde) después de un break de 3 años sin pisar un escenario juntos, con el respectivo bajo volumen que le asignan en estos carteles a las bandas nacionales. Aún así, salieron bien parados de esta presentación, mostrando su buen manejo del escenario y de las situaciones. A los que no les fue muy bien fue a los californianos de Avenged Sevenfold , pues no se ubicaron en su papel de teloneros y quisieron mover al público con dinámicas sólo para grupos consolidados en el gusto local, en vez de convencer con la propia música interpretada. Definitivamente habrían tenido más suerte como abridores de Papa Roach o Korn.
La vigorosa actuación de Metallica inició con la canción que también da comienzo al disco de la gira (Death Magnetic): That was just for life, y de hecho durante el concierto tocaron varios temas del mismo, como The end of the line, Cyanide y All nightmare long. La agrupación fundada en Los Angeles pero formada en San Francisco, al cobijo del mejor Thrash Metal y luego consolidada como Rock Stars en Nueva York, sigue encabezada por el danés Lars Ulrich en la bateria y el gran gesticulador James Hetfield en la voz y la segunda guitarra, teniendo además al siempre preciso Kirk Hammet en la guitarra líder y a la novedad en México, pues no habíamos tenido el gusto de verlos con él en el escenario, Roberto Trujillo, de raices mexicanas, en el bajo. Los mejores momentos del concierto a razón de la respuesta del público fueron los referentes a las rolas de su álbum más famoso y conocido de ellos, el nominalmente titulado como homónimo de la banda pero rebautizado como The Black Album, pues Enter sadman y Nothing else matters sobretodo, siguen estando vigentes aún en las generaciones más recientes de videogamers a través del factor Guitar Hero (habían muchos niños de 8 a 12 años de edad en la concurrencia). Además de las rolas anteriores y coincidiendo con mi personal gusto los picos de intensidad llegaron con Master of puppets, del CD del mismo nombre y considerado la joya del Thrash Metal, y con la inmortal y definitoria Seek and destroy del iniciático álbum Kill'em all.
Detalle aparte merecen las espectaculares guitarras que ofreció Kirk Hammet (alumno destacado de Joe Satriani) en el curso de su actuación: una dedicada al icono del cine Bela Lugosi en su caracterización simbiótica del Drácula plasmada en su lira; otras dos con la tabla Ouija al frente en los extremos del color: una negra y la otra blanca, como para invocar a todos los espíritus metaleros para una noche de aquelarre. Otra de ellas, de evidente trajín de años y de presumible estimación intimista por sus bordes despostillados, tan rara en conciertos que a veces se exceden de glamour y consumismo. Lo que ya viene siendo costumbre es ver la cara de satisfacción de los grupos cuando advierten la respuesta de la gente en la Ciudad de México, y no sólo en lo referente a la venta de localidades sino a la energía vertida en cada rola y en los entremeses gozosos de desmadre y comunicación con la banda. En realidad se genera una comunión con un feedback interesante como lo pueden expresar los mismos cantantes, una vez que se recobran de la sorpresa y el azoro del momento, como le ocurrió ahora a James Heltfield y ya le había ocurrido a Bruce Dickinson, Ozzy Osbourne, Rob Haldford, Vince Neil y Axl Rose, por mencionar los que recuerdo al instante, quienes pueden atestiguar lo que comento y para aquellos que lo duden o piensen que escenas similares se reproducen alrededor del mundo, pueden checar, como ejemplo esclarecedor, la página oficial de Metallica para verificar que en los demás conciertos de su gira (en dicho sitio web se encuentran íntegros) no se presentan esos lazos comunicantes con el público y no existe mayor interrelación que los aplausos y chiflidos comunes.
En Resumen, el concierto del jueves 4 de Junio del 2009 fue una excelente ocasión para disfrutar la brillante cosecha creativa de un grupo consagrado, perteneciente con creces al mainstream y que le dio el empujón definitivo al Metal a las grandes audiencias (aún con todo lo que puedan esgrimir sus detractores).
!Saludos y que el Metal siga pegando duro por siempre!