La famosa foto de Joseph Koudelka. El tanque Soviético por las calles de Praga
Pasados unos días, tuve la invitación a comer en la famosa Cantrina (http://www.lacantrina.com/) de Toluca por su mismísimo dueño Mariano García y, acompañado de Pedro Bermúdez, degusté una excelente parrillada de carnes, con previo y riguroso caldito de camarón (todo un clásico y especialidad de la casa), y donde conocimos al prestigiado DJ Pepe Vargas, el vampiro mayor, con quién disfrutamos una excelente plática siempre con la atenta hospitalidad y participación activa y precisa de Mariano.
Después de todo lo anterior tuve la oportunidad de reunirme para cenar con mi gran amigo Eduardo Zuñiga que tenía un rato largo de no verlo, para lo cual me acompaño otro amigo, Mario Rivera, y fuimos a verlo al Camino Real Polanco, donde se hospedaba, y por comodidad para ya no movernos cenamos ahi mismo en el restaurante Bice (pronúnciese Biche) que además tiene la gran ventaja de operar las 24 horas. Una cena larga como amena, recordando andanzas fiesteras, viajeras y políticas de tiempos de estudiantes, que acompañamos con un carpaccio de salmón como entrada, pizza de alcaparras con anchoas y un vino tinto Carmenere Los Boldos, obvia y rigurosamente Chileno, para completar una gran velada. Igualmente en estos días pude departir con otro buen amigo como Pedro Beltrán, quién procedente de la preciosa Zacatecas hizo una escala en la Ciudad de México para después lanzarse a Cuba en aventura caribeña. Aquí también se reencontró con su amigo Eloy que venía de Detroit por unos días al DF y los tres comimos en el Frutos Prohibidos, pues andaban en la onda light de dietas y todo ello, para luego tomar unos drinks con carnes frías en el imperdible bar Pata Negra de la Condesa. Yo seguí la tradición checa de tomar Absinth y Pedro me acompañó mientras Eloy seguía fiel a la XX ámbar. Después vinieron los Torres 10, los Oportos y los Zubrovkas en las rocas para atemperar la tormenta acaecida fuera y para amenizar la excelente plática llena de anécdotas, planes empresariales, cuestiones filosóficas y tecnológicas muy interesantes que se vertieron en agradables horas. Días después pudimos coincidir en el DF, mi gran amiga Zulma Córdova y un servidor, para poder conocer su departamento nuevo por allá del rumbo de San Antonio, mientras en una charla pródiga en imágenes inteligentes y críticas como crípticas me narraba sus últimos viajes a Haití, Panamá, Durango, Aguascalientes y demás, así como los últimos cursos y experiencias que ha tomado y tenido, respectivamente. Una tarde excepcional, lástima que yo tenía que ir a Cuernavaca al Club de Golf Paraíso Country y ella a la inauguración de un restaurante Alemán, por lo que no pudimos prolongar la reunión.
Después de eso, he tenido en la última semana la visita de mi sobrino Luis en mi casa, quién vino desde Mérida a participar en el campeonato nacional de Hockey y que ha motivado reuniones y pláticas con familiares que ya no frecuento tanto como en algún tiempo pasado. De gran recocijo también esos encuentros y reforzamiento de los vínculos familiares.
Espero ahora ya no permitirme tantas ausencias por aquí. Saludos!