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10 may 2008

Abril: 2 conciertos

Ya para Abril se encontraba en calendario el concierto de la leyenda Ozzy Osbourne, el día 8 en el Foro Sol de la ciudad de México. Como viene siendo costumbre en los conciertos de metal, fui con mi amigo Poncho Alvarado y ésta vez con otros amigos además. Ese martes ambos teníamos compromisos en nuestros trabajos respectivos y sabíamos de antemano que llegaríamos tarde, sin embargo las cosas se fueron dando y salimos antes de lo pensado (a mi me cancelaron una reunión en un restaurante y él terminó antes de tiempo un ensayo). El cartel del concierto era muy bueno: Black Label Society, Korn y Ozzy Osbourne. Nos perdimos a Black Label pero alcanzamos gran parte de Korn. Es el concierto en el Foro Sol más vació que me ha tocado, había como 20 mil personas que hubieran abarrotado el Palacio de los Deportes pero que quedaron nadando en el estadio de Beisbol. Así las cosas, nos fuimos metiendo entre la gente hasta estar a unos 20 metros del escenario, no sin antes pasar a los puestos de la entrada por unos hot dogs y tacos pues no habiamos comido, e instalarnos para disfrutar el concierto, ya empezado, de Korn. Habían muchos, entre ellos Poncho y sus amigos, que gritaban críticas y otras linduras a Korn, por considerarlos fresas, fantoches, etc. Todo de lo mismo de siempre en la intolerancia de subgéneros musicales en el Rock, pero sobre todo en el Metal. Mi posición en esto es simple: Si vas a oir exclusivamente a Ozzy, porque es el único que te gusta de ese día, pues toma a los otros como un aperitivo mientras deglutes tu garnacha o mientras te tomas una chela. A mi en lo personal no me gusta mucho Korn, musicalmente hablando, sin embargo prefiero oirlo a muchas otras cosas; además que tengo un especial sentimiento de gratitud con ese grupo, pues en varios años de principios de ésta década fueron los que mantuvieron vigente el metal comercialmente hablando y eso es meritorio en la época donde el pop casi borra al metal.


Después de terminada la partcipación de Korn, con poco volumen por cierto, aprovechamos el receso para consumir más cerveza y para saludar a todos los cuates del famoso Poncho que surgían en cada rincón. Al poco tiempo, empezaban los videos del preludio del concierto de Ozzy, como ya viene siendo costumbre en las producciones mejor preparadas, presentan estos cortos que vienen siendo como materiales complementarios con escenas chuscas. Recuerdo especialmente el que proyectaron en el concierto de Mötley Crüe en el Palacio de los Deportes por su humor negro. Este de Ozzy no se quedó atrás pues presentó parodias muy buenas sobre algunas series gringas famosas y donde Ozzy actúa y nos muestra su lado de comediante. Empezando el concierto nos dimos cuenta de la excelente calidad sonora que traían, aunque he oído comentarios que en las gradas no se oyó muy fuerte, al menos enfrente y a nivel cancha sí. Ozzy, el llamado príncipe de las tinieblas, sorprende por su clara entonación y su buena técnica para vocalizar que le permite sin muchas variaciones, de hecho se mueve entre muy pocas notas, lograr la potencia y emotividad necesarias para cantar metal. Da la impresión de ser una persona que conoce bien sus limitantes, tanto vocales como físicas en general, y por ello explota grandemente sus virtudes, dosificando energías. No es el front man que uno espera de la escena Heavy Metal, pues no corre de lado a lado, ni salta, ni se pone en posición retadora de rock idol, ni mucho menos hace acrobacias, apenas puede moverse, pero mantiene un gran contacto anímico con su público y detrás de su honestidad de salir a cantar sin mayor movimiento y plan escénico, está la realidad de su leyenda: se le quiere, se le idolatra, se le cree y se le perdona todo. Fue fantástico oir Mr. Crowley, Crazy Train, Bark at the Moon, Iron Man, Paranoid, en versiones actualizadas y con el sello distintivo en la guitarra de un maestrazo como Zack Wild, que se rifó un solo de antología largo para darle un gran descanso al traqueteado Ozzy. Un gran concierto, sin duda alguna.


El otro concierto de abril fue el de Dream Theater en el Auditorio Nacional, el martes 29 a las 20:30 horas, al cual acudí con mi amigo Mario Rivera y con quién compartí la dicha de estar en fila cero y tener a escasos 2 metros, cuando se acercaban, a los integrantes del DT. Antes de ello, sólo había disfrtado una cercanía semejante, pero para nada comparable, en los conciertos de Franz Ferdinand y Pink Floyd, en ese orden de cercanía a los interpretes. Regresando al concierto de Dream Theater, podría decir que fue un concierto técnicamente muy próximo a lo perfecto, de calidad sonora impresionante, en el mejor lugar para ello, y pues qué decir de la ejecución de los 5 virtuosos y académicos integrantes del DT: James Labrie con su tesitura exquisita de voz, Jason Rudess con su versatilidad sublime en los teclados, John Myung tocando a una velocidad increible ese bajo enorme de 6 cuerdas, el ya inmortal John Petrucci infundiendo vida propia a su gutarra y, el no menos famoso ni excelso, Mike Portnoy todo un maestro en la bateria. Pero además de la cátedra impartida, está la comunión que logran con sus fans, y no es nada despreciable o susceptible de ser relegada a un segundo término. El set list de cada concierto es rigurosamente confeccionado por ellos, conforme a presentaciones anteriores para cada público, de manera que aseguran que sean diferentes las rolas que tocan en un mismo lugar en diferentes épocas. Por ello sorprende que aunque toquen canciones no tan famosas la gente las siga y las disfrute por igual. Siempre habrá quién diga faltó tal o cual rola, pero yo no me quejo, es un grupo de basto repertorio que no les puedes escatimar elogios por su virtuosismo. Yo quedé plenamente satisfecho, tan solo por oir Surrounded, que es de mis preferidas, Take the time y el rolonón In the presence of enemies (¡las 2 partes!), así como un popurrí de ésta gira, llamado Shmedley Wilcox, que contenía, entre otras, partes de Finally Free, Learnig to live, In the name of God y Octavarium (¡qué agasajo!). Así que cuando regresen a la Ciudad de México (dénlo por hecho pues vienen seguido y les gusta hacerlo), prepárense para otro repertorio de sus excelentes composiciones, así como del cover que siempre se prodigan en interpretar y que en esta ocasión fue Mother de Pink Floyd. Altamente recomendable no perderles la pista, pues son la calidad de interpretación más alta en la escena metalera: los máximos exponentes del llamado Metal Progresivo.

Marzo: 2 exposiciones

Para compensar el tiempo trancurrido, pues perdido ya está, sin posteos en este blog, comentaré en una serie, algunos de los eventos y actividades que tuve agrado de disfrutar. Así que por lo mismo, llevará varias etiquetas pertinentes por la mezcla de contenidos. Agradezco a quienes, estando pendientes de este espacio, me hicieron llegar de distintas formas sus quejas sobre el olvido al que lo até. Todo fuera como ésto, ponerse a teclearle y resarcir los incumplimientos.


Comenzaré por la exposición denominada Isis y la serpiente emplumada, que aún se encuentra en el Museo de Antropología de la ciudad de México, y que intenta ser un encuentro de 2 culturas tan disímbolas aparentemente como la del Egipto faraónico y y la del México prehispánico. Fui con mi amiga Zulma Córdova y otras amigas de ella que nos encontramos ahi en un mal día para ir pues era viernes santo, el 21 de marzo, y hubo que hacer una fila de 3 horas para poder entrar al filo de las 17 horas, aunque nuestro boleto presumía las 16:30. De quienes saben mi aversión a estos eventos de arte masivo que queda en mera pasarela de clases medias y altas petulantes, podrá surgir alguna curiosidad por la razón de mi asistencia. La principal razón de ella es la compañía de Zulma. La exposición es un collage fallido e insulso de una colección de piezas sin investigación ni curaduría profundas. El tener la explicación de Zulma a la mano, su erudicón sobre las leyendas, los símbolos y los jeroglíficos (que por cierto está estudiando), además de que ya conoce en persona los museos originales y las zonas arqueológicas de Egipto de donde provenían las piezas, dieron otro tono al cansado recorrido y entendí perfectamente porque la gente se detiene a oír alguna explicación que ella está emitiendo, ya en ésta como en otras exposiciones según me cuenta ella misma.


De las veintitantas salas, no recuerdo ya el número total, sólo las 3 primeras tenían cierto nivel de investigación e intentaban hacer una comparación de las divinidades, organizaciones y castas sociales entre ambas culturas tan distantes en el tiempo. Después de ellas todo cayó en un vértigo de piezas con una mínima descripción que la mayoría de la gente leía como autómata: Isis de madera, Isis sentada, Isis con su hijo, Isis amamantando, Isis de pie, etc. y su contraparte en la exposición: serpiente emplumada enroscada, serpiente emplumada con cascabel, serpiente emplumada dentada, serpiente emplumada en movimiento, etc. En fin que para mucha gente fue una exposición bonita de esas que se pueden platicar y presumir la asistencia en el desayuno con las amistades o en reuniones familiares domingueras.
Aunque el embajador de Egipto en México mencionó que es la mayor exposición fuera de ese país por el número de museos que partiparon prestando piezas, no se me quita de la cabeza la idea del encargado de conseguir las piezas hablando a los museos: "mandáme cualquier serpiente emplumada que tengas y yo veo como la acomodo". En fin una exposición con fines mercantiles puros, sin ambiciones artísticas ni mucho menos de investigación histórica de relieve.
Antes de entrar a ese calvario tuve oportunidad de recorrer la exposición de la maestra Leonora Carrington en pleno Paseo de la Reforma. ¡Qué diferencia! Esa exposición sí es arte público y masivo, como decía el coronelazo Siqueiros: el arte debe estar en las plazas. Y ahí se encuentra Leonora con su fuerza creadora plasmada en su obra pictórica y escultórica, con sus fantasmas y seres extraordinarios que ya son tan nuestros, recibiendo un merecido homenaje de la ciudad que es suya desde hace varios años. Al salir del Museo de Antropología, por insistencia mía pues los 3 estábamos cansados, recorrimos la exposición al aire libre de las alucinates litografias de Carrington (Zulma, Rebeca y un servidor), quedando impresionados por ese mundo mágico al que nos invita, la última artista surrealista del mundo. Ahora fue a mí, a quién le tocó contar anécdotas de la vida de la pintora y de algunos de sus cuadros, extendiendo la explicación bien documentada que hay en la exposición. Han de saber, mis queridos amigos que Leonora Carrington es mi pintora favorita y a la cual he seguido en varias exposiciones. Después de detenernos largos minutos en cada cuadro, llegamos ya cansados al Sanborns más próximo, cual oasis en el desierto, a cenar, pues quedaba en camino al departamento de Zulma, todo ello sobre Reforma. Ellas 2 ya venían de una tercera exposición matutina: la de los Budas en el castillo de Chapultepec, así que en realidad fue agotador el día, pero muy edificante con la inteligente compañía de ambas, a quienes por supuesto envió un gran saludo, aprovechando que Zulma ya regresó de su largo viaje a Brasil.
¡No dejen de visitar la exposición de Leonora Carrington! La recomiendo ampliamente, la otra se la pueden perder sin ningún remordimiento.
 
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