Ya para Abril se encontraba en calendario el concierto de la leyenda Ozzy Osbourne, el día 8 en el Foro Sol de la ciudad de México. Como viene siendo costumbre en los conciertos de metal, fui con mi amigo Poncho Alvarado y ésta vez con otros amigos además. Ese martes ambos teníamos compromisos en nuestros trabajos respectivos y sabíamos de antemano que llegaríamos tarde, sin embargo las cosas se fueron dando y salimos antes de lo pensado (a mi me cancelaron una reunión en un restaurante y él terminó antes de tiempo un ensayo). El cartel del concierto era muy bueno: Black Label Society, Korn y Ozzy Osbourne. Nos perdimos a Black Label pero alcanzamos gran parte de Korn. Es el concierto en el Foro Sol más vació que me ha tocado, había como 20 mil personas que hubieran abarrotado el Palacio de los Deportes pero que quedaron nadando en el estadio de Beisbol. Así las cosas, nos fuimos metiendo entre la gente hasta estar a unos 20 metros del escenario, no sin antes pasar a los puestos de la entrada por unos hot dogs y tacos pues no habiamos comido, e instalarnos para disfrutar el concierto, ya empezado, de Korn. Habían muchos, entre ellos Poncho y sus amigos, que gritaban críticas y otras linduras a Korn, por considerarlos fresas, fantoches, etc. Todo de lo mismo de siempre en la intolerancia de subgéneros musicales en el Rock, pero sobre todo en el Metal. Mi posición en esto es simple: Si vas a oir exclusivamente a Ozzy, porque es el único que te gusta de ese día, pues toma a los otros como un aperitivo mientras deglutes tu garnacha o mientras te tomas una chela. A mi en lo personal no me gusta mucho Korn, musicalmente hablando, sin embargo prefiero oirlo a muchas otras cosas; además que tengo un especial sentimiento de gratitud con ese grupo, pues en varios años de principios de ésta década fueron los que mantuvieron vigente el metal comercialmente hablando y eso es meritorio en la época donde el pop casi borra al metal.
Después de terminada la partcipación de Korn, con poco volumen por cierto, aprovechamos el receso para consumir más cerveza y para saludar a todos los cuates del famoso Poncho que surgían en cada rincón. Al poco tiempo, empezaban los videos del preludio del concierto de Ozzy, como ya viene siendo costumbre en las producciones mejor preparadas, presentan estos cortos que vienen siendo como materiales complementarios con escenas chuscas. Recuerdo especialmente el que proyectaron en el concierto de Mötley Crüe en el Palacio de los Deportes por su humor negro. Este de Ozzy no se quedó atrás pues presentó parodias muy buenas sobre algunas series gringas famosas y donde Ozzy actúa y nos muestra su lado de comediante. Empezando el concierto nos dimos cuenta de la excelente calidad sonora que traían, aunque he oído comentarios que en las gradas no se oyó muy fuerte, al menos enfrente y a nivel cancha sí. Ozzy, el llamado príncipe de las tinieblas, sorprende por su clara entonación y su buena técnica para vocalizar que le permite sin muchas variaciones, de hecho se mueve entre muy pocas notas, lograr la potencia y emotividad necesarias para cantar metal. Da la impresión de ser una persona que conoce bien sus limitantes, tanto vocales como físicas en general, y por ello explota grandemente sus virtudes, dosificando energías. No es el front man que uno espera de la escena Heavy Metal, pues no corre de lado a lado, ni salta, ni se pone en posición retadora de rock idol, ni mucho menos hace acrobacias, apenas puede moverse, pero mantiene un gran contacto anímico con su público y detrás de su honestidad de salir a cantar sin mayor movimiento y plan escénico, está la realidad de su leyenda: se le quiere, se le idolatra, se le cree y se le perdona todo. Fue fantástico oir Mr. Crowley, Crazy Train, Bark at the Moon, Iron Man, Paranoid, en versiones actualizadas y con el sello distintivo en la guitarra de un maestrazo como Zack Wild, que se rifó un solo de antología largo para darle un gran descanso al traqueteado Ozzy. Un gran concierto, sin duda alguna.
El otro concierto de abril fue el de Dream Theater en el Auditorio Nacional, el martes 29 a las 20:30 horas, al cual acudí con mi amigo Mario Rivera y con quién compartí la dicha de estar en fila cero y tener a escasos 2 metros, cuando se acercaban, a los integrantes del DT. Antes de ello, sólo había disfrtado una cercanía semejante, pero para nada comparable, en los conciertos de Franz Ferdinand y Pink Floyd, en ese orden de cercanía a los interpretes. Regresando al concierto de Dream Theater, podría decir que fue un concierto técnicamente muy próximo a lo perfecto, de calidad sonora impresionante, en el mejor lugar para ello, y pues qué decir de la ejecución de los 5 virtuosos y académicos integrantes del DT: James Labrie con su tesitura exquisita de voz, Jason Rudess con su versatilidad sublime en los teclados, John Myung tocando a una velocidad increible ese bajo enorme de 6 cuerdas, el ya inmortal John Petrucci infundiendo vida propia a su gutarra y, el no menos famoso ni excelso, Mike Portnoy todo un maestro en la bateria. Pero además de la cátedra impartida, está la comunión que logran con sus fans, y no es nada despreciable o susceptible de ser relegada a un segundo término. El set list de cada concierto es rigurosamente confeccionado por ellos, conforme a presentaciones anteriores para cada público, de manera que aseguran que sean diferentes las rolas que tocan en un mismo lugar en diferentes épocas. Por ello sorprende que aunque toquen canciones no tan famosas la gente las siga y las disfrute por igual. Siempre habrá quién diga faltó tal o cual rola, pero yo no me quejo, es un grupo de basto repertorio que no les puedes escatimar elogios por su virtuosismo. Yo quedé plenamente satisfecho, tan solo por oir Surrounded, que es de mis preferidas, Take the time y el rolonón In the presence of enemies (¡las 2 partes!), así como un popurrí de ésta gira, llamado Shmedley Wilcox, que contenía, entre otras, partes de Finally Free, Learnig to live, In the name of God y Octavarium (¡qué agasajo!). Así que cuando regresen a la Ciudad de México (dénlo por hecho pues vienen seguido y les gusta hacerlo), prepárense para otro repertorio de sus excelentes composiciones, así como del cover que siempre se prodigan en interpretar y que en esta ocasión fue Mother de Pink Floyd. Altamente recomendable no perderles la pista, pues son la calidad de interpretación más alta en la escena metalera: los máximos exponentes del llamado Metal Progresivo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario